Declaración sobre la decisión del 18 de junio de la Corte Suprema de los Estados Unidos sobre DACA

La Reverendísimo William E. Lori, Arzobispo de la Arquidiócesis de Baltimore, expresó su apoyo entusiasta a la reciente decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de defender el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

“Me uno a mis compañeros obispos en todo Estados Unidos para elogiar la decisión mayoritaria de la Corte Suprema de mantener las protecciones otorgadas a los casi 800,000 jóvenes inmigrantes de nuestra nación que deben tener todas las esperanzas de convertirse en parte del tejido de nuestras comunidades, según lo previsto por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). Tenemos un cargo sagrado para proteger a los más vulnerables y proporcionar vías de oportunidad y esperanza.

Durante generaciones de inmigrantes, los Estados Unidos y la Iglesia Católica han sido reconfortantes y acogedores refugios para aquellos que enfrentan dificultades extremas y persecución en sus países de origen. Nuestro país es un lugar donde se persiguen los sueños y se realiza el potencial. Este es el gran legado de nuestra nación y uno que debemos promover y continuar en nuestros días “.

El Obispo electo Bruce Lewandowski, C.Ss.R, un antiguo defensor de la comunidad latina y recién nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Baltimore, se hizo eco del apoyo a la decisión e instó a una mayor acción legislativa.

“Instamos a nuestros líderes legislativos a que sigan una reforma migratoria significativa y alivien las cargas que se les imponen a quienes están en riesgo debido al estancamiento legislativo y la inacción, los niños sobre todo. En un momento en que muchos en nuestro país, especialmente en la comunidad latina, están sufriendo las cargas económicas y de salud adicionales impuestas por la pandemia de COVID-19, es aún más imperativo que tomemos esta medida. La instrucción del Señor es rotundamente clara: “En verdad te digo que así como no lo hiciste con uno de los más pequeños, no me lo hiciste a mí”.

Como cristianos católicos, es una alegría rezar y ministrar a todos los que buscan una mejor forma de vida para ellos y sus familias, y asumir nuestra responsabilidad de cuidar a los más vulnerables entre nosotros. Que nunca nos cansemos de trabajar hacia el día en que podamos celebrar la verdadera justicia e igualdad para todos nuestros hermanos y hermanas necesitados “.