2 de junio de 2021
Queridos amigos en Cristo,
En una declaración conjunta, la Provincia de Baltimore y la Arquidiócesis de Washington anunciaron que levantaremos la dispensa general de la obligación de asistir a misa en persona durante la crisis de salud de COVID-19, un hito importante en nuestro camino de regreso a la normalidad. A la luz de esta importante transición, la Arquidiócesis también está eliminando todas las restricciones de distanciamiento social de COVID-19, donde las jurisdicciones lo permitan. El levantamiento de la dispensa general y la eliminación de las restricciones entrarán en vigencia el 26 y 27 de junio. Sin duda, vienen días de alegría para nosotros.
Quisiera aprovechar la oportunidad para expresarles mi más sincero agradecimiento a ustedes, los fieles, por su constante perseverancia frente a los muchos y muy singulares desafíos que esta pandemia ha planteado en nuestras vidas. La paciencia duradera y la flexibilidad de los fieles mientras navegamos estos tiempos sin precedentes han sido invaluables para ayudarnos en nuestros esfuerzos por mantenernos unos a otros seguros.
Es con gran esperanza que esperamos el fin de la pandemia y la reapertura completa de nuestras comunidades parroquiales para el culto en persona. De hecho, este es un momento digno de celebración y acción de gracias.Seguimos atentos a quienes han sido afectados directamente por el virus, los que actualmente sufren sus efectos y los que han perdido a sus seres queridos. Mantengámoslos siempre en nuestras oraciones.
A la luz del continuo declive de casos y hospitalizaciones, a medida que avanzamos más allá de la amenaza de COVID-19, los invito y los animo a comenzar a asistir a misa en persona nuevamente, confiando en que, en este momento, un regreso a nuestras comunidades parroquiales es seguro para la gran mayoría de nosotros.Al iniciar la celebración del Año de la Eucaristía, aprovechemos esta oportunidad no solo para reanudar la asistencia en persona, sino también para reafirmar la importancia de la eucaristía en nuestras vidas. Ha sido un consuelo constante saber que nuestras parroquias han trabajado incansablemente para hacer accesible la celebración de la misa por diversos medios virtuales; y aunque muchos continuarán haciéndolo por ese medio, les animo a que aprovechen la oportunidad de buscar un encuentro más profundo con nuestro Señor a través de la participación plena y activa en persona en la Misa.
Por favor, tómese un momento para ver mi mensaje en video donde hablo más sobre el Año de la Eucaristía.
A medida que nuestra comunidad de fe alcanza este hito tan esperado, permítanme repetir mis palabras finales en Una Luz Visible y Resplandeciente 2.0: “Unamos nuestra esperanza y oración para que, en el poder del Espíritu Santo, ‘avivemos el fuego’ (2 Tim 1: 6) nuestra fe eucarística, de modo que brille con fuerza en cada pastorado, en cada vecindario y en cada rincón de esta Sede Primada”.
Con un cordial saludo personal, quedo
Fiel en Cristo,