27 de marzo de 2024
Mensaje de Semana Santa/Pascua Arzobispo Lori
Mis queridos amigos en Cristo.
En muchas ocasiones el Papa Francisco ha dicho que “no vivimos en una era de cambios sino en un cambio de era”. Lo que estamos experimentando no es simplemente una época de cambios sino un cambio de época. Muchas de las normas y costumbres, los hábitos y formas de hacer las cosas a las que estamos acostumbrados tanto en la Iglesia como en la sociedad están cambiando, algunas para bien y otras para mal. Mirando a nuestro alrededor vemos muchos de estos cambios en nuestro mundo y en la Iglesia; podemos sentir cuán cierto es que las cosas parecen estar cambiando rápidamente y quizás a veces radicalmente.
Sin duda, el cambio conlleva una serie de desafíos. El cambio a menudo puede ser motivo de miedo o incertidumbre. Durante el año pasado, nuestra Iglesia local aquí en la ciudad de Baltimore y, de hecho, en toda la Arquidiócesis no ha sido ajena a tales cambios y a los temores e incertidumbres que los acompañan. A medida que llegamos a las últimas etapas del proceso de Busquemos la Ciudad Venidera, y que continuamos con labor de sanación buscado a través de la reorganización del Capítulo 11, vemos que las cosas cambian y seguirán cambiando. Cada parroquia y cada familia tiene su propio conjunto de desafíos y cambios que deben enfrentar.
Ante esta situación, puede ser fácil sentirnos cansados o tentados por el temor, pero esta semana tenemos motivos para tener esperanza. Es verdad que muchas cosas han cambiado y cambiarán, pero una cosa sigue siendo la misma: el amor salvador de Dios revelado en Cristo Jesús crucificado y resucitado. El Jueves Santo recordaremos el don de Cristo de sí mismo en la Eucaristía y su llamado a amarnos unos a otros como él nos ama. Esto no cambia. El Viernes Santo veremos la profundidad del amor de Cristo por nosotros y su obediencia a la voluntad del Padre. Esto tampoco cambia. El Sábado Santo viviremos una vez más esa quietud de un mundo que busca y espera al Señor. Esto no cambia. Y sobre todo en la gran Vigilia Pascual y la alegría de la Mañana Pascual volveremos a encontrarnos con Jesús, resucitado de entre los muertos, victorioso sobre el poder del pecado y de la muerte. Esto no cambia.
Cualquier cosa que hayas experimentado este año, cualquier cosa que esté sucediendo en tu corazón, dondequiera que te encuentres, acude al Señor y encuentra en Él y en su amor lo único que nunca cambia. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. ¡Jesucristo es nuestra luz y nuestra esperanza, Jesucristo, Crucificado y Sepultado, ha Resucitado!
Con mis más sinceros saludos personales, quedo Fielmente en Cristo,
Reverendísimo William E. Lori
Arzobispo de Baltimore