Cuando Henry Velásquez arribó a Baltimore como un joven inmigrante hondureño hace casi dos décadas, se encontró con una religiosa vivaz con lentes muy grandes y un corazón que cambiaría su vida.
La Hermana de la Misericordia Mary Neil Corcoran le dió clases de inglés a Velásquez varias veces a la semana en el que en ese tiempo era conocido como el Apostolado Hispánico en Fells Point. Junto a otros tutores en el centro de difusión, la Hermana Mary Neil le dio a Velásquez las herramientas y la confianza necesarias para dominar el inglés — una lengua que no había podido hablar hasta antes de su llegada a los Estados Unidos.
“Era una persona muy dulce desde el momento en el que la conocías,” recuerda Velásquez, un feligrés de 34 años que asiste la iglesia Sacred Heart of Jesus-Sagrado Corazón de Jesús en Highlandtown y que trabaja en bienes raíces. “Podías confiar en ella completamente y sentir que se preocupaba por tu bienestar.”
La Herman Mary Neil, ex-directora del Apostolado Hispánico (ahora conocido como Esperanza Center), falleció el 20 de Agosto en Stella Maris en Timonium. Tenía 91 años. La misa por su funeral tuvo lugar el 24 de Agosto en Stella Maris.
Nacida en Baltimore, Betty Corcoran fue la tercera hija de ocho en su familia. Se graduó de la secundaria Mount St. Agnes en 1944 y entró al noviciado de las Hermanas de la Misericordia en el Mount St. Agnes College en Mount Washington en 1945. Adoptó el nombre de Mary Neil como su nombre religioso. Su hermana menor, Joanie Corcoran, también entró a las Hermanas de la Misericordia, adoptando Elizabeth Ann como su nombre religioso.
La Hermana Mary Neil obtuvo su licenciatura en Español en Mount St. Agnes, un masterado en Lenguas Romances en Western Reserve University (ahora parte de Case Western Reserve) en Cleveland, y un doctorado en Español de la Universidad de Navarra en Pamplona, España.
La conexión de la Hermana Mary Neil con el Apostolado Hispánico empezó cuando sirvió en la junta directiva en el comienzo del apostolado en 1963. Fue voluntaria hasta 1975, cuando se convirtió en la directora del programa.
En 1980, el Arzobispo William D. Borders le designó como coordinadora del Ministerio Hispano para la Arquidiócesis de Baltimore y, en 1990, se convirtió en la directora del apostolado. A pesar de que la Hermana Mary Neil se retiró de esa función en el 2002, continuó dando clases de inglés y trabajando con inmigrantes en lo que se convirtió en el Esperanza Center.
A lo largo de muchas décadas de ministerio, la Hermana Mary Neil enseñó en la secundaria Mount St. Agnes y también fue parte de la facultad en Mount St. Agnes College y lo que ahora es Loyola University Maryland en Baltimore.
Fue la capellana de los reclusos hispanohablantes en el centro de detención de la ciudad y fue profesora en Washington, D.C., y Georgia.
Valeria Twanmoh, actual directora del Esperanza Center, recordó que cuando asumió sus funciones en el 2011, uno de las primeras preguntas que la Hermana Mary Neil le hizo fue “¿Cómo está tu español?”
Twanmoh admitió que a pesar de estudiar el idioma en su Universidad, no podía hablarlo con fluidez.
“Ella contestó, ‘Vamos a arreglar eso,’” recordó Twanmoh.
Desde aquella vez hasta la semana de su fallecimiento, la Hermana Mary Neil le dió a Twanmoh clases de español una o dos veces por semana en el Esperanza Center, administrado por Catholic Charities.
“Simplemente era una mujer increíble,” dijo Twanmoh, destacando que la Hermana Mary Neil también hablaba francés con soltura. “No creo haber conocido nunca a nadie con tanto amor hacia la gente y amor hacia la vida como la Hermana Mary Neil.”
Al describir a su predecesora como “el corazón, alma y espíritu” del Esperanza Center, Twanmoh dijo que la Hermana Mary Neil se hacía amiga de quien conocía, mostrando interés en saber sobre sus vidas aunque los conozca solo por cinco minutos.
Jermin Laviera conoció a la Hermana Mary Neil tan solo momentos después de que Laviera contrajera matrimonio en una corte en Baltimore hace 30 años. Aún con su vestido de boda blanco, Laviera llegó a la oficina del Apostolado Hispano para matricularse en clases de inglés. La religiosa bromeó con Laviera, una inmigrante de Venezuela, diciendo que era “demasiado bella para estar en este lugar,” pero procedió a inscribirle y luego a darle clases de inglés.
“La Hermana Mary fue una persona que estuvo presente para todos,” dijo Laviera, quien ahora trabaja para el Esperanza Center como representante de asistencia al cliente.
Jennifer Williams, ex-reportera y ex-editora de la Catholic Review quien fue voluntaria en el Esperanza Center, recordó la habilidad de su amiga para reclutar voluntarios.
“En verdad tenía una forma de atraer profesionales de todos los ámbitos de la vida, ya sean doctores, profesores o abogados, para ayudar,” dijo Williams.
La Hermana Mary Neil también se mostraba siempre deseosa de compartir “poderosas historias de fe” de la comunidad hispanohablante, destacó Williams.
“Cuando se enteró de que jóvenes soldados peruanos que habían sido heridos catastrٖóficamente en incidentes con minas terrestres en su país, estaban recibiendo prótesis a través del Johns Hopkins, hizo todo lo necesario para asegurarse de que ellos pudieran asistir a Misa,” explicó Williams.
Bajo la petición urgente de la Hermana Mary Neil, la Catholic Review escribió un artículo sobre la lucha de estos soldados.
“Solía decirme, ‘Jennifer, tienes que conocer a estos muchachos y ver lo robusta que es su fe,” dijo Williams.
La Catholic Review reportó en el 2002 que desde el momento en que la Hermana Mary Neil se convirtió en directora del Apostolado Hispano hasta su jubilación, la organización dobló su tamaño y cambió su locación varias veces. Hoy, el centro tiene más de 12.400 visitas anualmente. El centro ofrece clases de inglés, asistencia legal y otros tipos de ayuda.
Velásquez, quien aprendió inglés con la ayuda de la Hermana Sister Mary Neil, la visitó en Stella Maris después de que la religiosa sufriera un derrame cerebral. Quería estar con ella, dijo, a pesar de que ella no pudiera comunicarse.
“El solo estar allí me dio la oportunidad de reflexionar cómo ella entregó toda su vida al servicio,” dijo Velásquez, destacando que la Hermana Mary Neil le inspiró a hacer lo major posible en cada aspecto de su vida, incluyendo su familia, carrera y su fe.
“Mire el impacto que ella tuvo sobre mí,” dijo, “y luego trate de imaginar los miles y miles de vidas que ella impactó a lo largo de su vida.”
Escriba a George Matysek a gmatysek@CatholicReview.org