22 de mayo de 2024
Queridos amigos en Cristo,
Durante los últimos dos años, la Iglesia aquí en la ciudad de Baltimore ha participado activamente en la iniciativa Busquemos la ciudad venidera. Durante estos dos años, nuestro proceso ha involucrado a casi 6.000 personas en la escucha, la visión y el discernimiento en oración. Y ahora, después de haber considerado cuidadosamente todo lo que hemos visto y oído, incluidos los considerables comentarios que hemos recibido en las últimas semanas, les escribo para compartir con ustedes los resultados finales de este proceso.
Primero permítanme decir que, si bien estas decisiones son difíciles, creo que encierran una gran promesa para el futuro de la Iglesia en la ciudad de Baltimore. También creo que estas decisiones fueron guiadas por el Espíritu Santo, cuya voz se discernió al escuchar las voces de los fieles en toda la ciudad y al considerar con prudencia los desafíos y posibilidades que se nos presentaban. Estas decisiones, aunque difíciles, se toman con miras a un futuro lleno de esperanza.
En resumen, fusionaremos 61 parroquias en 30 sitios de culto y ministerio en la ciudad de Baltimore y los suburbios inmediatos. Se adjuntan todos los detalles sobre las fusiones y realineamientos parroquiales.
Se puede decir mucho sobre las razones prácticas detrás de este dramático realineamiento de la huella de nuestra Iglesia. Pero como hemos dicho desde el principio, este proceso tenía como objetivo permitir que nuestras parroquias se concentraran en la misión y el ministerio, en lugar de techos con goteras, paredes derrumbadas, y sistemas eléctricos y de plomería defectuosos. Estas decisiones se tomaron para juntar donaciones y recursos, a menudo distribuidos en muchas parroquias, para formar nuevas comunidades que estén bien equipadas para llevar a cabo la misión urgente que tenemos ante nosotros: anunciar el Evangelio y ayudar a nuestros vecinos aquí en la ciudad a encontrar el amor salvador del Padre revelado en Jesucristo. Creo firmemente que estas fusiones ayudarán a lograr este objetivo, permitiendo que estas nuevas comunidades parroquiales y sus párrocos dirijan los recursos materiales, humanos y espirituales necesarios hacia esa misión.
Si bien algunas fusiones parroquiales se producirán más rápidamente en los próximos meses, otras continuarán durante el próximo año aproximadamente. Enviaremos más información sobre la implementación próximamente, junto con los planes para cada comunidad parroquial que reflejen la situación particular de cada comunidad. Luego tendremos nuevas inversiones en ministerios y edificios, y se considerará cuidadosamente cualquier propiedad de la iglesia que eventualmente se venda para garantizar una reutilización responsable de estos recursos para la comunidad y nuestros vecinos.
Muchos sospecharán que estas fusiones están relacionadas con la reorganización emprendida por la Arquidiócesis bajo lo que se conoce como el Capítulo 11. Les aseguro que no lo están. He escuchado especulaciones que conectan las ventas futuras de propiedades con el apoyo al acuerdo de quiebra. Esto no es verdad. Durante la implementación, algunas propiedades serán reutilizadas mientras que otras se venderán. Los dineros que procedan de cualquier venta de edificios permanecerán en la parroquia respectiva, y seguirán a los feligreses a la nueva parroquia recién formada. Esta es la ley de la Iglesia y está respaldada por la ley civil.
La Iglesia permanecerá en Baltimore como lo hemos hecho desde 1789, irradiando a Cristo desde los santuarios hasta las esquinas de las calles. Busquemos la ciudad venidera busca la verdadera renovación de la Iglesia en la ciudad. Para alcanzar esta promesa debemos volvernos hacia Cristo y buscar acercarnos más a él y escuchar hacia dónde nos llama—a cada uno de nosotros—a amar aquí y ahora. Para alcanzar este objetivo debemos trabajar juntos en el amor, porque sólo el amor puede impulsar la misión de la Iglesia, un amor que es más que un sentimiento fugaz; un amor sacrificial, como el amor del Señor por nosotros.
Hemos emprendido un viaje y ese viaje continúa. Hemos trabajado duro pero ese trabajo sigue. Entonces, con los pies firmemente plantados aquí en la ciudad de Baltimore, fijemos nuestra mirada en la ciudad que está por venir, llenos de esperanza ante lo que es posible mientras caminamos juntos en misión.
Que Dios nos bendiga y nos guarde siempre en su amor.
Con un cordial saludo personal, soy
Fielmente en Cristo,
Reverendísimo William E. Lori
Arzobispo de Baltimore