Arzobispo Lori preside celebración arquidiocesana a Nuestra Señora de Guadalupe

WESTMINSTER – La nevada del 9 de diciembre no evitó que cerca de 500 personas asistieran a la celebración arquidiocesana en honor a Nuestra Señora de Guadalupe en la Iglesia de St. John en Westminster.

El Arzobispo William E. Lori venera la estatua de Nuestra Señora de Guadalupe después de la Misa celebrada en honor de la fiesta de Guadalupe en la Iglesia de St. John en Westminster diciembre 9. (Kevin J. Parks/CR)

El Arzobispo de Baltimore William E. Lori, quien presidió la celebración de la Misa en español, expresó su alegría al tener la oportunidad de predicar en español a una congregación de mayoría latina.

“La historia de Nuestra Señora de Guadalupe,” el arzobispo dijo en su homilía, “es a la vez familiar y apasionante.”

El Arzobispo recordó la historia de cómo la mañana del 9 de diciembre de 1531, en el Cerro del Tepeyac al sur de México, un joven campesino llamado Juan Diego tuvo una visión de María vestida como una princesa Azteca.

Hablando en el dialecto local, María pidió que se construyera una iglesia en su honor en ese cerro.  Al reconocer que había sido la Virgen, Juan Diego le contó acerca de la visión al obispo de esa área. El obispo después de escuchar la historia le pidió a Juan Diego que le pidiera a la joven doncella por un signo milagroso. María entonces le pidió a Juan Diego a que recogiera algunas rosas en el Cerro del Tepeyac, y que se las llevará al obispo. Ya que era invierno y no era temporada de flores, Juan Diego estaba un poco confundido por el pedido de la Virgen, pero de todos modos obedeció.

“Cuando llegó a la cima encontró hermosas rosas de Castilla,” dijo el Arzobispo Lori. “La Virgen María las acomodó en su tilma, un manto típico de los campesinos hecho de fibra de plantas. Cuando Juan Diego abrió su capa frente al Obispo Zumárraga, las rosas cayeron al suelo y en su tilma se reconocía una imagen no pintada por manos humanas, impresa sobrenaturalmente sobre el tejido. Era imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.”

Hasta el día de hoy, la tilma de Juan Diego se encuentra expuesta en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, cerca de la Ciudad de México. La cual, agregó el Arzobispo Lori, ha sido visitada por millones de personas por más de 500 años.

Ivett López y su hija Andrea cantan durante la celebracion de la Arquidiocesis de Baltimore en honor a la fiesta de la Virgen de Guadalupe en la Iglesia de St. John Church en Westminster el 9 de diciembre. (Kevin J. Parks/CR)

El Arzobispo Lori dijo que el mensaje principal de Guadalupe es “María siempre nos lleva a Jesús.”

Al final de la Misa, una joven familia hispana cargó una estatua de la Virgen de Guadalupe, montada en una pequeña anda, al salón parroquial.

Los Caballeros de Colón vestidos con su uniforme de gala, brindaron una guardia de honor a la estatua de la Virgen durante la procesión al salón parroquial. Ahí, un grupo de Mariachis le dieron la bienvenida a la “Morenita del Tepeyac” cantando “Las Mañanitas.”

La celebración continuó en el salón en donde los participantes disfrutaron de las danzas folclóricas de los indígenas mexicanos por el Grupo De Colores, quienes viajaron desde la Iglesia de St. Martin de Tours en Gaithersburg, la parroquia previa del Obispo Mark Brennan, hoy obispo auxiliar de Baltimore.

Adicionalmente, los participantes disfrutaron de tamales y pupusas, comidas típicas de México y Centromérica.

El Arzobispo William E. Lori recibe las ofrendas durante la Misa de la fiesta de la Virgen de Guadalupe en la Iglesia de St. John Church en Westminster el 9 de diciembre. (Kevin J. Parks/CR)

Selvin Escovar, miembro de la Parroquia de St. John, y parte del comité organizador del evento, describió la Misa con el Arzobispo Lori como “hermosísima.”

“El hecho de que el arzobispo este aquí con nosotros es una manera de demostrar el interés de la arquidiócesis por nuestra comunidad Hispana,” agregó Escovar.

El párroco de St. John Padre Mark Bialek, y el Padre Christopher de León, vicario parroquial, concelebraron la Misa.

Reconociendo las inclemencias del clima, el Padre Bialek reconoció la devoción de los presentes.

“Nuestra Señora de Guadalupe verdaderamente nos une como una familia,” dijo el Padre Bialek, quien recientemente pasó un verano en México en un curso de inmersión en español para aprender el idioma.

“María une a las Américas; ella une a todos los pueblos. Y, verdaderamente, ella está uniendo a nuestra comunidad, tanto los de habla-inglesa como los que hablan español.”

 

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Puede contactar a Rico De Silva en rdesilva@CatholicReview.org

 

 

 

 

Rico De Silva

Originally from Panama City, Panama, Ricardo "Rico" De Silva holds a bachelor's degree in journalism from Radford University in Radford, Va.

Prior to coming to the Catholic Review as a bilingual staff writer in December 2017, Rico worked as the Hispanic communications reporter for the Catholic News Herald, the newspaper for the Diocese of Charlotte, NC., from September 2013 until May 2017.

Prior to his post with the Catholic News Herald, Rico ran his own Spanish interpreting company in the Charlotte area, as well as working as a freelance writer for a local Charlotte weekly newspaper.

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