Un colorido crucifijo pintado a mano y de casi dos metros de alto se pudo apreciar en el altar de la iglesia de San Timoteo en Walkersville el 22 de julio durante una misa dedicada al Beato Óscar Romero, un sacerdote y mártir salvadoreño que se encuentra en espera de su canonización en Roma el 14 de octubre. El lugar estuvo al máximo de capacidad gracias a la comunidad hispana del área.
Esta misa – que precedió a una recepción y cena – fue organizada por tres parroquias: San José en Hagerstown, San Juan Evangelista en Frederick y San Timoteo. Este fue el segundo de cinco eventos culturales organizados por la Oficina de Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Baltimore para honrar la vida y el legado del Beato Romero.
“El Monseñor Romero es y siempre será la conciencia de Latinoamérica,” dijo el pastor de San Timoteo, Padre Juan Vázquez-Rubio en su sermón. “Su voz fue la voz de un profeta que cuidó de su pueblo durante la época más oscura de El Salvador. Fue la voz de los que no tienen voz.”
Como sacerdote y obispo, el Beato Romero se preocupó de los pobres, visitó a prisioneros y fundó el programa de Alcohólicos Anónimos en una parroquia en San Miguel, El Salvador, donde sirvió por 20 años. También revivió las devociones populares para la patrona de ese país, Nuestra Señora de la Paz. Pero se lo conoce mejor por sus tres años como arzobispo de San Salvador, empezando en 1977.
El Beato Romero fue asesinado en 1980 mientras celebraba misa un día después de haber pedido al gobierno que se abstenga de violar los derechos humanos del pueblo salvadoreño.
Mientras que católicos dentro y fuera de El Salvador lo reconocieron como mártir inmediatamente, la causa de santificación se demoró varios años ya que muchos líderes de la iglesia debatían si su asesinato fue a causa de su fe o su postura política.
Las celebraciones en honor del Beato Romero comenzaron en la arquidiócesis el 30 de junio en la Iglesia del Sagrado Corazón en Glyndon, y concluirán con una misa de acción de gracias por su canonización en la Catedral de María Nuestra Reina el 28 de octubre.
Lía Salinas, directora de la Oficina del Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Baltimore, dijo que una canonización siempre es causa de regocijo en la comunidad católica.
“La Oficina del Ministerio Hispano se complace en patrocinar estas celebraciones (en honor del Beato Romero) porque unen a las comunidades – no solamente a la comunidad hispana – sino a todo aquel que desee aprender acerca de su vida y legado,” dijo Salinas. “También es una forma para la comunidad local de participar y celebrar su canonización, ya que la gran mayoría de personas no podrán asistir a la ceremonia en Roma.”
Durante la cena y recepción en el salón de la iglesia de San Timoteo, los feligreses tuvieron acceso a una exhibición sobre la vida del Beato Romero, presenciaron una dramatización sobre su “pasión y muerte” a cargo del grupo parroquial de jóvenes adultos “Voceros de Cristo,” y escucharon la charla del Padre Juan Antonio García-Membreño, pastor asociado de San Juan Evangelista en Frederick.
José Ángel Alas, un feligrés de San Juan Evangelista en Frederick y nativo de Chalatenango en El Salvador, tenía 23 años cuando el Beato Romero fue asesinado. Él recuerda escuchar los sermones del Arzobispo de San Salvador en la radio.
“Debemos guardar las palabras del Monseñor Romero cerca de nuestros corazones,” dijo Alas. “Él pasó por momentos violentos, pero perseveró. Proclamó la verdad de Dios.”
Alas hizo referencia a la situación actual en Nicaragua, en donde policía y paramilitares han atacado iglesias y amenazado al clero por ofrecer refugio a civiles que protestan contra el régimen autoritario.
“(El Beato Romero) dijo que ninguna orden militar debería preceder a la ley de Dios, pero la ley de Dios está siendo violada todos los días,” añadió.
“Hombres como el Monseñor Romero no nacen todos los días,” dijo Alas. “Mientras más aprendo sobre él, más estoy convenciodo de que fue un santo que caminó entre nosotros en esta tierra.”
Puede enviar un email a Alexandra Danter a adanter@catholicreview.org
Catholic News Service contribuyó en este artículo.